Patti Smith es una cantante nacida en Chicago, Estados Unidos, en diciembre de 1946. Se hizo conocida a mediados de los 70, en el auge del punk (de hecho, se la conoce como 'la madrina del punk'), y actualmente es considerada una artista de culto dentro de la historia del rock. Patti le aportó un punto de vista feminista e intelectual a la música punk, además de introducir la poesía francesa del siglo XIX en la juventud norteamericana de la época.
Extraña, intensa y andrógina, esta pionera del punk despertaba pasiones en los corazones de críticos, fans y mitos del rock & roll que ella misma idolatraba (George Harrison, Eric Clapton, Bob Dylan). Terminó casandose en 1980 con el guitarrista de MC5, Fred Smith, con el que decidió retirarse un tiempo de los escenarios para dedicarse a la vida familiar. Pero en 1996, después de ocho años de silencio discográfico, y tras la muerte de su marido, Patti regresa con el inspiradísimo Gone Again.
La cantante consigue grabar una obra maestra que tiene mucho de enfrentar la oscuridad de una tragedia familiar poetizando la rabia y la tristeza. Acompañada por una estupenda banda y las colaboraciones de lujo de Tom Verlaine (Television), John Cale (The Velvet Underground) y Jeff Buckley (muerto al año siguiente de la publicación de Gone Again), Patti le canta a la pérdida en el formato eléctrico de siempre... aunque también hay perlas acústicas que suenan como mantras de curación.
Para ir cerrando, quedaría por decir que en Gone Again el arrojo y el desparpajo de antaño se ven sustituídos por la experiencia y la madurez. Pero es precisamente ahí donde Patti Smith consigue recuperar sus mejores valores musicales y despacharse este bellísimo exorcismo musical.
viernes, 10 de septiembre de 2010
domingo, 5 de septiembre de 2010
El club de la pelea
El club de la pelea es una film de suspenso de 1999. La cinta, dirigida por David Fincher y con guión de Chuck Palahnik, cuenta con un elenco notable: Edward Norton, Brad Pitt y Helena Bonham Carter.
El film narra sobre un hombre común (Norton), del que no se revela su nombre, que está cansado de su patética vida de oficinista y de la sociedad estadounidense en general. Convertido en un insomne, comienza a asistir a reuniones de distintos grupos de autoayuda. En uno de estos encuentros conoce a Marla (Bonham Carter), una mujer que tiene tantos problemas como él, con la que entabla una relación de amor-odio. Pero el protagonista parece no encontrar su norte, y ahí es cuando conoce a un vendedor de jabones llamado Tyler Durden (Pitt) y su vida cambia.
Tyler es el opuesto del personaje de Norton: apuesto, simpático, carismático, seguro y desprejuiciado. No le hace falta mucho más para cautivar a nuestro perdedor, que pronto es convencido de que la violencia es la mejor forma de sacar la rabia y llenar ese vacío. Al poco tiempo ambos fundan un club de peleas callejeras que luego crece en determinados circuitos de la ciudad. Durden lo lleva a Norton a un lugar donde los hombres se quitan la basura con la que se maquillan día a día para sobrevivir. Un lugar donde los golpes reemplazan a las palabras.
La evolución de los acontecimientos se hace enloquecedora. Hay un giro que descoloca. Fincher supera todas las espectativas, su dirección es tan sólida como el efecto de una trompada en la frente. El guión es oscuro y existencialista como pocos, aunque despliega cierto humor negro de a ratos.
En definitiva, una película inquietante... sorprendente... y por qué no inspiradora. Pero también cruel, angustiante y, claro, violenta. Con El club de la pelea David Fincher demuestra ser uno de los directores con más mirada aguda sobre lo que es la humanidad.
El film narra sobre un hombre común (Norton), del que no se revela su nombre, que está cansado de su patética vida de oficinista y de la sociedad estadounidense en general. Convertido en un insomne, comienza a asistir a reuniones de distintos grupos de autoayuda. En uno de estos encuentros conoce a Marla (Bonham Carter), una mujer que tiene tantos problemas como él, con la que entabla una relación de amor-odio. Pero el protagonista parece no encontrar su norte, y ahí es cuando conoce a un vendedor de jabones llamado Tyler Durden (Pitt) y su vida cambia.
Tyler es el opuesto del personaje de Norton: apuesto, simpático, carismático, seguro y desprejuiciado. No le hace falta mucho más para cautivar a nuestro perdedor, que pronto es convencido de que la violencia es la mejor forma de sacar la rabia y llenar ese vacío. Al poco tiempo ambos fundan un club de peleas callejeras que luego crece en determinados circuitos de la ciudad. Durden lo lleva a Norton a un lugar donde los hombres se quitan la basura con la que se maquillan día a día para sobrevivir. Un lugar donde los golpes reemplazan a las palabras.
La evolución de los acontecimientos se hace enloquecedora. Hay un giro que descoloca. Fincher supera todas las espectativas, su dirección es tan sólida como el efecto de una trompada en la frente. El guión es oscuro y existencialista como pocos, aunque despliega cierto humor negro de a ratos.
En definitiva, una película inquietante... sorprendente... y por qué no inspiradora. Pero también cruel, angustiante y, claro, violenta. Con El club de la pelea David Fincher demuestra ser uno de los directores con más mirada aguda sobre lo que es la humanidad.
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