Hablar de Pet Sounds es meternos de lleno en uno de los discos mas ambiciosos de la historia, en el mayor esfuerzo que ha realizado nunca ningún músico por alcanzar la absoluta perfección.
Cuenta la leyenda que Brian Wilson quedó tan impresionado por el Rubber Soul de los Beatles, que descubrió con ese disco que él tenía que hacer algo mas grande, mejor, algo inmensamente hermoso, el disco que cambiase para siempre la vida de la gente.
Las sesiones de grabación fueron demenciales, Wilson era un tirano que manejaba cada elemento que entraba en el estudio. Por ello mismo, en el disco, se utilizaron todo tipo de instrumentos y toda la tecnología posible por entonces; se incluyeron arreglos orquestales, instrumentos árabes, thereminas, timbres de bicicleta, campanas, miles de coros, sonidos de botellas y ladridos de perro. El concepto de Wilson era crear un disco total, donde todo encajase perfectamente como parte de un todo indivisible, donde todo se fusionase abarcando todos los estilos.
Todo esto generó muchas tensiones dentro de la banda y con su compañía, ya que veían el proyecto como otra excentricidad de su inestable líder.
Pet Sounds debe ser considerado más una obra de Brian Wilson en solitario que un disco de los Beach Boys, Wilson manejo a su antojo todos los elementos de la grabacion, añadiendo miles de detalles y de matices en cada toma, en cada sesión, hasta obtener un resultado que colmara sus amplísimas expectativas. Todo este castillo de naipes se hubiera caído si el álbum no tuviera grandes canciones, y aquí las hay a montones.
La obra tiene como idea argumental una relación amorosa, analizando todas las situaciones que se puden ir dando en esta (celebración, afianzamiento, crisis, ruptura). En definitiva, el disco Pop perfecto, una autentica joya que cuarenta años después de su publicación sigue sonando exactamente igual de bien.
martes, 26 de octubre de 2010
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