Charles Bukowski fue un escritor y poeta nacido en la ciudad alemana de Aldernach, creador de una literatura provocadora y sórdida. Su obra estuvo fuertemente influenciada por la atmósfera del lugar donde vivió toda su vida, la ciudad de Los Ángeles en Estados Unidos, a la cual se trasladó con su familia a los dos años de edad.
Empezó a escribir cuentos de muy joven pero, tras un primer relato publicado por un revista en 1944, Bukowski se sintió desilucionado con el ambiente literario y dejó de escribir durante una década. En ese tiempo siguió viviendo en Los Ángeles, haciendo un breve paso por la universidad (donde cursó arte, periodismo y literatura), aunque también estuvo vagando por todo Estados Unidos, alojándose en pensiones baratas y dedicándose a trabajos temporales que iba abandonando de manera sistemática.
Sus primeras obras se publicaron en la década de los '60 en editoriales y revistas underground. La escritura de Bukowski, al que le gustaba vanagloriarse de haber escrito su primer poema con 35 años, está marcada por un realismo descarnado. El alcohol, el sexo, la soledad y los aspectos más absurdos y grotezcos de nuestra civilización ocupan un lugar de honor en los versos de Bukowski, que siempre evitó los ambientes literarios; prefería los bares y departamentos lúgubres.
Se busca una mujer se ambienta en Los Ángeles, ciudad infernal, a pesar de estar situada en medio del paraíso californiano, sueño de todo pobre ciudadano de USA; con sus naranjas, su sol y su vino, vino del que Bukowski da buena cuenta toda su vida (como el whisky y la cerveza, que habrán de ser, inevitablemente, su fuente de inspiración). Bukowski toma una actitud de ermitaño loco, de lucidez exasperada, de humorista borracho en la barra de un bar solitario. Se ríe de todo, trata de ganar algo de dinero para un trago o una puta sin trabajar mucho, frecuenta otras ratas urbanas enloquecidas, odia a la humanidad, se encierra en su habitación y se entretiene contándonos las historias que se le ocurren.
Como es de suponer, el lenguaje utilizado es el característico del autor: directo y soez. Los temas también siguen siendo alcohol, sexo, dinero, y miserias propias... pero toda la obra transpira humor aunque a veces éste sea amargo. Los relatos son cortos así que se hace perfectos para leerlos de un tirón, o por ejemplo en un viaje, poco a poco y sin prisas.
Los incondicionales del autor disfrutarán con esta obra llena de personajes que son más comunes de los que pensámos. Pero los más conservadores pueden asustarse por el lenguaje. En todo caso, dale y date una oportunidad.
lunes, 7 de diciembre de 2009
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