El Proyecto la Bruja de Blair es un ingenioso film estadounidense de 1999. Fue dirigido y escrito por dos jóvenes directores debutantes llamados Daniel Myrick y Eduardo Sánchez. La película se mueve dentro de la tendencia cinematográfica conocida como mockumentaries, o falsos documentales, que aprovechan los borrosos límites entre la realidad y la ficción. Claro que no se trata de una novedad (ya la practicó el director italiano Ruggero Deodato en 1980 de la mano de la controversial Holocausto Caníbal). Lo que hicieron Daniel Myrick y Eduardo Sánchez es combinarla con un género que todavía goza buena salud: el terror-suspenso.
La historia se centra en una cinta de video encontrada en una cámara procedente de un documental rodado en 1994 por tres jóvenes estudiantes de cine, que se adentraron en los bosques de Maryland con el objetivo de investigar la leyenda local de La bruja de Blair. Mediante una intensa y efectiva campaña publicitaria (decían que se trataba de un documental real y había páginas dedicadas a "encontrar" a los protagonistas), el film se estrenó en Estados Unidos a mediados de julio de 1999 y alcanzó la extraordinaria cifra de 140 millones de dólares de recaudación. Tiempo después, no tardaron en revelar a los medios que se trataba de un film de ficción y que sus protagonistas eran actores desconocidos que habían empleado sus verdaderos nombres para dar mayor realismo a la trama.
Digamos que la película desde el comienzo te atrapa, con esa pantalla oscura donde aparece la inscripción "En octubre de 1994, tres estudiantes de cine desaparecieron en los bosques de Burkittsville, mientras grababan un documental. Un año mas tarde esta cinta fue encontrada.". De esta manera se prepara al espectador para lo que viene, es decir, para las imágenes de ese supuesto documental que, en condición de tales, no son prolijas ni profesionales.
Estos tres estudiantes habían decidido crear un proyecto para presentarlo en su clase de cine, con el nombre de "El Proyecto la Bruja de Blair", que contaba con una serie de entrevistas a los residentes del pueblo de Burkittsvile. Dos residentes les narran la historia de un ermitaño que secuestró a siete niños y los llevó a su casa en el bosque entre 1940 y 1941; allí condujo a los niños hasta el sótano de a dos, matando a uno mientras el otro estaba parado de cara a la pared. Tras matar a los niños, el asesino finalmente se entregó a la policía, diciendo que el espíritu de una anciana le pidió que cometiera los crímenes. Esta señora, muerta en el siglo XVIII, fue el desencadenante de una serie de eventos extraños que marcaron a dicho pueblo durante siglos.
Una vez hechos los reportajes, el trío se interna en la espesura para tomar imágenes in situ. Por cierto que ya no saldrán de allí. Llevan una cámara de 16 milímetros, con rollo blanco y negro, para la película, y otra de video para los entretelones de la filmación. La combinación de ambas redunda en un collage de tonos y texturas sugestivo e inquietante. La pérdida del mapa de ruta y el descubrimiento de misteriosas señales comienza a incrementar las tensiones y angustias en el grupo hasta niveles intolerables. Extraviados en el bosque (factor decisivo en la película), vagan sin rumbo cierto y pronto comienzan a encontrar indicios de que alguien -o algo- los sigue y los acosa por las noches.
Para cerrar diría que El Proyecto la Bruja de Blair se ha convertido en uno de los fenómenos más particulares del cine de los últimos tiempos, ya que con un escaso presupuesto ha logrado desbancar de los primeros puestos de taquillas a las costosas superproducciones hollywoodenses.
domingo, 28 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario